¿Alguna vez has experimentado borrar lentamente de tu memoria algo que había sido parte de lo más importante de tu historia personal, algo fundamental, que cambió tu vida? Sin, ni siquiera ser consciente de haberlo hecho? Y entonces, un día, ese algo resurge de repente, con todos los sentimientos vividos, idénticos a lo que fueron, como una evidencia. Y te preguntas ¡cielos! ¿cómo pude haberlo “olvidado”? mientras, al mismo tiempo, ya sabes por muy dentro de ti que nunca fue así. Que se puede “recordar sin recordar”, debido a un sentimiento de desconexión. No es lo mismo que “olvidarse”: así es como la mayoría de las víctimas de violencia sobrevive, cómo “sigue adelante” a pesar de lo intolerable, de lo inaceptable. Así actuamos todos frente a las emociones violentas también: rupturas, pérdidas, rechazos extremos, revelaciones perturbadoras… La mayoría de los choques emocionales crean un escudo de adormecimiento, una niebla opaca que deshabilita la comunicación entre las distintas partes de nosotros, porque ser un “todo” coherente en ese momento, significaría sentir ese dolor insoportable en toda su agudeza, y tener que enfrentarse a lo que sacudaría demasiado. Así pues, nos distanciamos, nos deshacemos en fragmentos y, en el proceso, perdemos la conexión con nuestra verdad interior. (Esto también tiene consecuencias devastadoras para el sistema inmunológico.)
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De esta forma se explica cómo la gente puede “guardar secretos” hasta a sus seres más cercanos, durante años, décadas incluso. No es una decisión deliberada, sólo es que el recuerdo se vive como algo empañado de adormecimiento, o algo muerto que, por lo tanto, ni siquiera vale la pena mencionar. Cuando resurge la memoria y sale al aire, es un choque para todos … Antes de que se esconda así la memoria en el inconsciente, lo peor que uno pueda hacer es perpetuar la fragmentación a través del uso de drogas o alcohol (por desgracia, incluso el vino si no es con mucha moderación) de cualquier cosa que tenga un efecto adicional que entumezca. Imagínate que es un poco como quemar un puente detrás de ti, luego ¿cómo encuentras el camino que conduce de nuevo a ti mismo?
El Principito – Le Petit Prince. Saint-Exupéry.
El Kundalini Yoga aborda este fenómeno de memoria adormecida y te propone “kriyas” (series de ejercicios físicos y / o de meditaciones) que te ayudan a disipar la espesa niebla mental producida por el escudo que se puede formar después de un shock. También te da las herramientas para procesar este shock inicial que dio lugar a la reacción de protección inicialmente, con lo cual no tienes que vivir una vez más el dolor que tu sistema intentó suprimir con tantos esfuerzos. El Sat Nam Rasayan ® es la modalidad de sanación perfecta para apoyar y ayudar a acelerar este proceso.
